Esta escultura en madera del siglo XVIII, conservada en el Museo Nacional del Virreinato, representa los seis días de la creación a través de círculos concéntricos, siguiendo la narrativa del Génesis.

Según el relato bíblico, en el primer día Dios separó la luz de la oscuridad, originando el día y la noche. En el segundo, dividió el agua para formar el cielo y el océano. El tercer día separó la tierra del agua y creó la vegetación: flores, árboles y frutos. En el cuarto día dio forma al sol, la luna y las estrellas. El quinto día llenó los mares con peces y el cielo con aves. Finalmente, en el sexto día creó los animales terrestres y al ser humano.

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