Edipo y la esfinge

¿Qué animal anda con cuatro patas en la mañana, dos al mediodía y tres al atardecer? Esta réplica de kílix, conservada en el Museo Nacional de las Culturas del Mundo, retrata la escena mitológica en la que Edipo se encuentra con la esfinge que tenía sitiada la ciudad de Tebas.
Los antiguos griegos consideraban que el destino (moira) era algo inquebrantable y era un pecado grave de orgullo o arrogancia (hibris) tratar de ir en contra. Entre la mitología, la historia de Edipo es un claro ejemplo de esta premisa. Antes de nacer Edipo, un oráculo anunció que mataría a su padre, Layo rey de Tebas, y se casaría con su madre Yocasta. Por este motivo, Layo decidió abandonarlo, pero fue adoptado por los reyes de Corinto.
Cuando creció, conoció la profecía y se alejó de su casa, sin saber que ellos no eran sus verdaderos padres. Tratando de huir de su destino, en el camino se encontró a Layo y lo mató. En la puerta de Tebas se encontró a la esfinge, criatura alada mitad mujer, mitad león que mataba a los viajeros que no lograban descifrar el enigma con el que empezamos este texto. Edipo respondió que era el ser humano que gatea al nacer, camina erguido al crecer y se apoya en un bastón al envejecer. Al liberar a Tebas de la esfinge, entró a la ciudad, donde se casó con Yocasta ignorando que era su madre.
Conoce los detalles de esta cerámica en la Mediateca INAH.