En la Nueva España, el uso de escudo de armas era un rasgo cultural traído de Europa, ajeno a las culturas locales. Sin embargo, en algunos escudos, como en el de Texcoco, se puede apreciar la combinación de elementos gráficos tanto de origen europeo como indígena.

La ciudad de Texcoco es una de las más antiguas del país, fue la segunda ciudad más importante a principios de la Colonia y fue capital del Estado de México de 1827 a 1830. El 9 de septiembre de 1551, Carlos V otorgó el escudo de armas a petición del cacique Fernando Pimentel y Alvarado, quien solicitó el título de ciudad y que el escudo tuviera los elementos que usaban los antiguos reyes de Texcoco.

El coyote que sostiene el escudo simboliza a Nezahualcóyotl “el coyote hambriento”. Dos orlas rodean el escudo: la derecha representa la cultura española y la izquierda la cultura asentada en el lago de Texcoco. La montera o casco con dos borlas que está sobre el escudo era un adorno de la realeza. En el cuartel de la izquierda está un xiquipile sostenido por dos águilas que representan la coronación de Nezahualcóyotl como rey de Texcoco; un hanpanhuehuetl o tambor que se usaba en las fiestas; y una macana y rodela que simbolizan las guerras con los acolhuas. En el cuartel de la derecha se distingue un cerro que era parque y recreación de los reyes, el brazo con la flecha representa la provincia de Acolhuacan. La torre o castillo de la izquierda alude al creador del cielo y el de la derecha a Chimalpopoca, rey mexica cuyo nombre significa “escudo humeante”. Las plumas colocadas sobre un pez o peana eran usadas por los indios principales en sus bailes. Las siete cabezas coronadas en la orla derecha simbolizan las siete tribus nahuatlacas que fueron tributarias de Texcoco. Por último, las cuatro garras que sostienen el escudo simbolizan la unión de la provincia de Acolhuacan.

Este óleo sobre tela pintado en 1913 se conserva en el Museo Nacional del Virreinato, conoce más de él en la Mediateca INAH.

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