África ha sido parte de la historia de México desde la época de la colonia, pues una buena parte de su población es descendiente de africanos que llegaron a este territorio como esclavos, principalmente por las costas de los actuales estados de Guerrero y Oaxaca.

Muchos africanos de Mozambique, Madagascar, República Democrática del Congo, Gambia y Senegal, así como afrodescendientes de Filipinas y Nueva Guinea, llegaron a México desde el siglo XVI para trabajar como esclavos en haciendas ganaderas, ingenios azucareros o, las mujeres, para ayudar en labores caseras como nodrizas.

Durante la época virreinal, a los esclavos se les asignaba un precio y si ellos mismos lograban cubrir dicha suma podían obtener su libertad. Tal fue el caso de Luis Barreto, un cantor de la Catedral que logró su libertad habiendo reunido la suma de 1,500 pesos con la ayuda de un clérigo.

Según un censo de 1790 en Acapulco fueron contadas 229 familias, de las cuales 212 eran mulatas, sin embargo, no fue sino hasta 2019 que México reconoció por primera vez a su población afromexicana en el artículo 2° de la Constitución y en el censo del año 2020.

Conoce más sobre los afromexicanos, en la entrevista de Radio INAH a la antropóloga María Elisa Velázquez "Africanos y afrodescendientes de Acapulco", que puedes consultar en la Mediateca INAH.

La imagen de este artículo se titula "China cambuja" y pertenece a la colección del Museo Regional de Historia de Colima.

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