Santa Elena y la cruz de Jesús

El cristianismo primitivo padeció la persecución del Imperio romano hasta el siglo IV, cuando el emperador Constantino y su madre Flavia Julia Helena, conocida como Elena de Constantinopla, adoptaron el cristianismo como religión del Imperio.
Se cree que Elena nació en Nicomedia, Turquía. A los 20 contrajo nupcias con el general Constancio, con quien engendró a Constantino. Posteriormente fue repudiada y apartada de su hijo. Volvió a convivir con él después de 14 años tras la muerte de Constancio.
La vida de Elena se destacó por su ferviente cristianismo. Además de realizar diversas acciones de caridad, peregrinó por Tierra Santa en busca de la cruz en la que murió Jesús. Se cuenta que la encontró sepultada en un pozo y la mandó dividir en tres partes, una se envió a Constantinopla, otra a Jerusalén y la tercera a Roma, donde aún se conserva la reliquia, junto con un clavo, en la Basílica de la Santa Cruz de Jerusalén.
La iglesia romana celebra a esta santa el 18 de agosto. Su iconografía se caracteriza por la vestimenta de emperatriz romana y por la Vera Cruz, tal como está representada en esta pintura de óleo sobre tela conservada en la pinacoteca del Museo de Guadalupe en Zacatecas. Conoce esta pintura anónima en la Mediateca INAH.