Se cree que el abanico tiene su origen en Oriente y los países cálidos. Fue retratado por los antiguos asirios, que se establecieron en el actual Irak; por los persas, los egipcios y los chinos, y también hay muestras de ellos en América, en algunos de nuestros códices.

El abanico ha tenido diferente forma en cada región y se le ha nombrado de distintas maneras, por ejemplo ‘flabellum’ entre los romanos y ‘mosqueador’ o ‘aventador’ entre los pueblos prehispánicos. Existen abanicos con mangos de marfil, carey, metal o madera y con cuerpos de papel, telas bordadas, pieles finísimas, plumas o incluso marfil, semejantes a encajes.

Conoce más sobre el abanico en este interesante texto titulado “El abanico a través de los tiempos”, que forma parte del número 20 de los Anales del Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etnografía, Cuarta Época (1922-1933).

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