Las ocarinas eran instrumentos musicales aerófonos, elaboradas principalmente de barro y con un número variable de orificios de digitación. La vasta gama de estas piezas arqueológicas es producto de la importancia que tuvo la música entre las culturas mesoamericanas.

Sus llamativas formas zoomorfas y antropomorfas son una muestra de la gran capacidad creativa de antiguos pobladores de Mesoamérica. La ocarina que aquí se presenta es la figura de una mujer sonriente, en posición bípeda, la cual presenta una boquilla instrumental en la cabeza y otra más en el cuerpo, ataviada con chaleco y falda. Esta pieza procede de la cultura totonaca, creada en el periodo Clásico y se exhibe en el Museo Nacional de Antropología. Conócela en la Mediateca INAH.

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