El colibrí, ave sagrada, cuyas plumas coronaban al dios guerrero Huitzilopochtli, relacionado con el sol y el corazón impetuoso, ha sido plasmado, también, en alebrijes. En este reino de criaturas fantásticas, mitológicas y simbólicas, al chupaflor, huitzilin o huitzitzilin (en náhuatl), no se le imagina sin su flor, sin el sol, los colores y los astros que guían su vuelo.

 “Quieto

        No en la rama

    En el aire

        No en el aire

    En el instante

        El colibrí”

"La exclamación", Octavio Paz

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