San Jerónimo

“Sea que coma, sea que beba, siempre me parece que resuena en mis oídos la trompeta que dice: ‘¡Levantaos, muertos y venid a juicio!’”.
Estas palabras son atribuidas a San Jerónimo, quien es considerado uno de los cuatro Padres de la Iglesia latina. Tradujo la Biblia al latín del griego y el hebreo, labor que le tomó 13 años, y por lo cual se consagró como uno de los santos más representados en el arte occidental. A su labor de traductor y escritor, se suma la leyenda de que San Jerónimo se encontraba en el monasterio de San Belén, cuando de pronto se le acercó un león que traía una espina clavada en una pata, lo que causó que los demás monjes huyeran asustados. En cambio, el santo, al ver al animal adolorido, le arrancó la espina sin titubear. Desde entonces, el león se quedó a vivir en el monasterio.
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