El tema de la muerte y el mal o lo maligno es reincidente en la cultura mexicana.

El diablo, derivado del pensamiento occidental y sus religiones, es un personaje que ha sido interpretado por las culturas indígenas de nuestro país de manera sincrética. Esta máscara, de colorín tallado, es parte de una larga tradición del tallado de madera (zompantle y colorín) del estado de Michoacán. De dicho estado, también son muy conocidas las máscaras de Tócuaro, obras laqueadas elaboradas con madera de aguacate, copalillo o jacaranda. En estas representaciones, se suelen hacer combinaciones entre diablos, animales y rostros humanos. Las máscaras son empleadas en la danza y peregrinación celebrada en Tócuaro, fiesta en la que se representa el bien y el mal, y en la que los diablos juegan, trayendo el desorden al mundo terrenal.

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