Virgen de la Merced

La Virgen de la Merced es una de las advocaciones marianas asociada a la de misericordia, la que socorre a los fieles cristianos en sus más cruentas tribulaciones y cuya gracia es el reflejo de la gran devoción que se le profesa en distintos lugares.
La devoción por la Virgen de la Merced surgió a principios del siglo XIII cuando los musulmanes saqueaban las costas y capturaban a los cristianos para ser llevados como esclavos a África, siendo sometidos a terribles condiciones que los hacía pensar que Dios los había abandonado. Ante tan terrible situación, el comerciante Pedro Nolasco decidió usar su fortuna para liberarlos. Junto con otras personas que compartían sus mismos ideales lograron la liberación de varias cautivos y cuando se les acabó el dinero formaron cofradías para recaudar limosna que sería utilizada para dicho fin. Sin embargo, llegó el día en que la ayuda se agotó y Nolasco pensó en entrar en alguna orden religiosa o retirarse al desierto. Desesperado pidió ayuda a Dios y, según la leyenda, la Virgen se le apareció y le dijo que fundara una congregación para redimir a los cautivos, siendo así que surge la orden de los mercederarios, los caballeros de la Virgen al servicio de su obra redentora.
Este óleo sobre lámina muestra a la Virgen de la Merced ataviada con una túnica, escapulario y capa, todo en color blanco, con en el escudo mercedario en el pecho. Suele aparecer con una corona de reina y sosteniendo con el brazo izquierdo al Niño Jesús. Esta pintura data de la primera mitad del siglo XIX y actualmente forma parte de la colección del Museo Nacional de Historia, Castillo de Chapultepec. Conócelo en la Mediateca INAH