Se dice que en el siglo XVI una humilde familia del pueblo de Talpa, localizado en la sierra nayarita, poseía una imagen de la Virgen María, la cual años después llegaría a pertenecer a un cantor de la iglesia llamado Francisco Miguel.

Debido al mal estado de la imagen, fue colocada en el altar junto con otras que habían sido retiradas del culto. Durante algún tiempo permanecieron en ese sitio, hasta que un día un sacerdote ordenó que dichas imágenes fueran envueltas y enterradas en la sacristía. Se cuenta que cuando la orden se iba a llevar a cabo, súbitamente salió un resplandor que provenía de la Virgen, deslumbrando a todos los que estaban presentes, quienes al sobreponerse pudieron admirar la milagrosa transformación, pues la deteriorada imagen de la Virgen se había convertido en una hermosa pieza, digna de admiración.

La propagación del milagro acrecentó el fervor por dicha imagen, así como las peregrinaciones de los fieles creyentes, quienes invocaban su auxilio ante sus necesidades. Este exvoto es un ejemplo de la gran devoción que se le ha profesado a la Virgen del Rosario de Talpa. Este retablo se exhibe en la exposición temporal Memoria de Milagros, en el Museo Nacional de las Culturas del Mundo. Visita virtualmente esta exposición en la Mediateca INAH.

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