Description

Biografía: Torquemada lo definió en su momento como una verdadera obra de romanos pues se calcula que participaron en su reconstrucción más de veinte mil indígenas; el largo del dique, construido en material de piedras de tezontle pegadas con argamasa de cal y arena, tiene una longitud de 3.5 kilómetros y una altura visible en su cara norponiente de 4 a 6 metros. En 1604, con motivo de las inundaciones que sufrió la ciudad de México, tuvo que ser reconstruido; los trabajos quedaron a cargo de fray Gerónimo de Zárate. Se trata del albarradón histórico de San Cristóbal Ecatepec, Estado de México, considerado Monumento Histórico del municipio, el cual acaba de ser recuperado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), a través del Centro INAH del Estado de México. Es una de las construcciones más importantes dentro de los diques y albarradones coloniales, creados con propósito de detener las frecuentes inundaciones que sufría la capital de la Nueva España. El objetivo de la albarrada de San Cristóbal fue evitar que las aguas del río Cuauhtitlán entraran a la laguna de Zumpango, ya que ésta desembocaba en la laguna de San Cristóbal, Ecatepec, la que a su vez desaguaba en la de Texcoco y ésta última en la de México; tal conexión de aguas ocasionaba desbordamientos y frecuentes inundaciones en la capital de la Nueva España. La obra arquitectónica fue creada en el siglo XVII por encargo del virrey marqués de Montesclaros; se extiende en una longitud de medio kilómetro e incluye primera garita, parada de las diligencias y albarrada del lado sureste, correspondiente al lago de Texcoco. Ante los embates, la agresión ambiental y social, las contingencias naturales y el inexorable paso del tiempo, el albarradón se deterioró y sufrió diversos daños, entre éstos, la pérdida de elementos estructurales, por lo que estaba en riesgo de sucumbir. Es así que el INAH, a través de su sede en el Estado de México, con el apoyo del el H. Ayuntamiento de Ecatepec y de la empresa SADASI, se dio a la tarea de intervenir el monumento recuperado. Los trabajos incluyeron el salvamento arqueológico del sitio, coordinado por el maestro Raúl García Chávez. Las calas para determinar las diferentes etapas constructivas y la restauración de la primera garita, así como el proyecto de arquitectura de paisaje, estuvieron a cargo del maestro en arquitectura Carlos Madrigal Bueno, el arquitecto Lázaro Frutis y la propia directora del Centro INAH del estado, Graciela Santana Benhumea.