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Cápsulas
Breves recorridos a las colecciones de siete museos: Museo Histórico Casa Allende; Museo de Sitio de Palenque; Museo Regional de Michoacán; Museo Regional de Querétaro; Museo de El Carmen; Palacio Cantón; y Museo Nacional de Historia. En conjunto van del mundo maya a la Independencia de México; del arte virreinal al imperio de Maximiliano.
Pinturas
En Europa, durante los siglos XVI a XIX se llevaron a cabo innumerables pinturas de reducida dimensión, denominadas miniaturas, en México dichos trabajos se manifestaron a fines del siglo XVIII y durante el siglo XIX. Artistas como Miguel Cabrera y José de Ibarra practicaron la pintura de pequeñas dimensiones. El Museo Nacional de Historia en el Castillo de Chapultepec colecciona y custodia alrededor de 240 piezas, en las cuales se representan retratos, vírgenes, santos, escenas y paisajes.
Fotografías
Esta colección, compuesta por 372 piezas (265 negativos y 107 positivos) tomadas alrededor de 1890 y 1905. Ingresó a la Fototeca Nacional del Instituto Nacional de Antropología e Historia en abril de 1981, gracias a la generosidad de la familia Horcasitas Azurmendi. Esta peculiar colección fotográfica perteneció a Juan Antonio Azurmendi y, en términos generales, podemos considerarla como fotografía de familia. En ella aparecen los retratos de él, de su esposa Dolores de Teresa y de sus dos hijas; los bienes y propiedades familiares, como la fábrica textil La Colmena; además de vistas de los alrededores de la Villa Nicolás Romero, en Tlanepantla, Estado de México, donde se ubicaba la fábrica. Los viajes también fueron sujeto fotográfico, de manera que encontramos tomas tanto de sus paseos en la inmediaciones de la Ciudad de México como de sus vacaciones en Europa. Sumamente atractivas resultan las fotografías tomadas en los interiores y el jardín de la finca de su propiedad, en la calle Sadi Carnot de la colonia San Rafael, en la capital. Dentro de este conjunto sobresale una serie de singulares tomas el proceso constructivo del inmueble. Los empleados domésticos aparecen muchas veces, acompañando a la familia o incluidos en el registro de la mansión. En algunas imágenes asoman amigos y otros miembros de las parentelas Azurmendi y De Teresa, acaudaladas familias porfirianas.
Como ha mostrado Patricia Massé, si bien las placas no llevan firma, es posible reconocer en esta colección un origen común, atribuible tanto a cuestiones estilísticas como técnicas. Es claro que en el conjunto hay más de un fotógrafo, aunque también es evidente un punto de vista similar, propio de una misma clase social. Azurmendi o los fotógrafos que efectuaron las placas, operaron por lo menos con dos equipos: uno con tripié y otro portátil. El primero corresponde a la tecnología fotográfica más usual durante la segunda mitad del siglo XIX; el segundo, en cambio, se volvió popular al despuntar el XX. Es posible que en la casa existiera un cuarto oscuro.
Estilísticamente hablando, en las imágenes es apreciable una coherencia estructural sustentada en los principios de la perspectiva y en un orden que garantiza la visualización de un espacio inteligible. En dos de las piezas, con imágenes poco representativas de su temática característica, están inscritas las iniciales J. A. del propio Juan Antonio Azurmendi, y en piezas de otras colecciones se ha constatado su firma en algunas impresiones. Las imágenes remiten al perfil de un aficionado que tomaba fotografías por placer y que se mantuvo al margen de la práctica profesional como vía de sustento. Se trata, desde luego, de un aficionado conocedor, diestro en el manejo de equipos fotográficos y con interés por la experimentación, que en este caso va desde la manipulación a la que somete algunos negativos para alterar la imagen, hasta el juego con la figura del propio fotógrafo.
Fotografías
El 31 de agosto de 2004 se recibieron 242 negativos en cristal originales de Guillermo Kahlo (1871-1941), que pertenecieron al gran fotógrafo mexicano Manuel Álvarez Bravo (1902-2002) y que, gracias a la generosidad de su familia, se integraron a la Fototeca Nacional. Según cuenta Colette Álvarez Urbajtel, las placas fueron adquiridas, alrededor de 1968, a un anticuario situado en la calle de Tacuba.
A lo largo de su vida, don Manuel integró diversas colecciones fotográficas, que ponen de manifiesto su interés por la historia de la fotografía, su conservación y difusión. Donó un primer conjunto de imágenes al Museo de Arte Moderno de la Ciudad de México, y en 1980 empezó a armar una colección para el museo de fotografía que la Fundación Cultural Televisa planeaba realizar. Formó parte de múltiples iniciativas para dar a conocer el patrimonio fotográfico de nuestro país, entre ellas, fue miembro fundador del Consejo Consultivo del Sistema Nacional de Fototecas del Instituto Nacional de Antropología e Historia.
La colección de Kahlo, que abarca de 1901 a 1934, complementa el acervo relativo a este autor con que ya contaba la Fototeca Nacional, relacionado con el proyecto porfiriano de registrar los bienes de propiedad federal. Propias de un fotógrafo especializado en arquitectura, la mayor parte de estas imágenes también corresponden a trabajos de documentación de inmuebles, incluyendo los religiosos, pero van más allá de los límites temporales y temáticos de la encomienda del secretario de Hacienda, José Yves Limantour; de manera que cubren un periodo y un rango poco conocido de su obra.
Puede suponerse entonces que por lo menos hasta 1913, Kahlo siguió trabajando para el gobierno federal en la formación del catálogo. Igualmente, se evidencian las comisiones de múltiples compañías y de particulares, o bien, el trabajo que realizó para enriquecer su archivo personal, lo que le permitía responder a las solicitudes para publicaciones de diversa índole.
La colección también cuenta con temáticas aparentemente poco habituales en este fotógrafo, como los retratos del presidente Venustiano Carranza y de un anónimo aguador; una panorámica del Zócalo dominado por el movimiento de vehículos, y escenas de comitivas o paseantes, como la del príncipe Adalbert. Asimismo, se encuentran apacibles vistas de Coyoacán y tomas de sitios lejanos a la capital o de difícil acceso, por ejemplo las ruinas de Palenque y Chiapa de Corzo, o Mérida engalanada para recibir al presidente Porfirio Díaz. Resguarda además tomas de diversos museos, reproducciones de pinturas de la Academia de San Carlos, y una curiosa copia de una cascada en el valle de Yosemite, que posiblemente le sirviera de inspiración para las acuarelas y óleos que Kahlo realizó a lo largo de su vida. En síntesis, se trata de una colección que abre nuevas perspectivas de investigación sobre una de las figuras señeras de la fotografía de inicios del siglo XX.
Cápsulas
Serie Códices INAH es un recorrido visual por la historia de la conservación, elaboración e interpretación de ocho códices entre los que se encuentran el Códice Colombino y el Códice Techialoyan. Se trata de un registro puntual que ofrece al espectador herramientas para entender la importancia de estos documentos únicos en su tipo. Un material imprescindible para enteramos tanto de la vida cotidiana: costumbres sociales, rituales, y técnicas agrícolas, por ejemplo; como de acontecimientos históricos: batallas, dinastías y la conquista.
Las prendas de vestir y los ornamentos forman la Curaduría de indumentaria y accesorios. Esta agrupación obedece a razones de estudio y en ella se encuentran objetos de uso femenino y masculino que se utilizaron durante el virreinato, el siglo XIX y el siglo XX. Es preciso mencionar que esas piezas fueron empleadas en los ámbitos civil, religioso y militar; algunas las vistieron personajes como Miguel Hidalgo y Costilla, José María Morelos y Pavón, Vicente Guerrero, Agustín de Iturbide, Ignacio Comonfort, Juan N. Almonte, Benito Juárez, Maximiliano de Habsburgo, Francisco I. Madero, Bernardo Reyes, Emiliano Zapata, Francisco Villa y Venustiano Carranza, entre otros. Aunque la lista es enorme, para dar idea de las colecciones de indumentaria y accesorios mencionaremos algunas: vestidos, sombreros, tocados, mantones, mantillas, chalinas, capas, calzado, medias; sacos, casacas, levitas, abrigos, chaquetas, pantalones, camisas y cuellos; casullas, dalmáticas, estolas, manípulos, hostiarios, cubre-cálices; uniformes integrados por casaca y pantalón, charreteras, bandas, ceñidores, kepis, gorras y golas. Entre los accesorios del vestir se encuentran: cajas para rapé, cigarreras, cerilleras, pureras, tabaqueras, relojes de bolsillo, bastones, pipas, abanicos y toda clase de alhajas (anillos, aretes, collares, dijes, broches y gargantillas). Como parte de las piezas que forman el apartado “miscelánea” se halla la importante colección de poco más de centenar y medio de dechados.
Cápsulas
Las cuevas prehistóricas de Yagul y Mitla, declaradas en 2010 por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad, forman parte un extenso paisaje cultural donde lo mismo se han encontrado pruebas botánicas de frijol, calabaza y las mazorcas de maíz más tempranamente conocidas. Asimismo guarda ejemplos de pintura prehistórica. Por todo esto, el documental es una pieza imperdible tanto para enterados como para todo aquel que se interese por nuestro pasado prehistórico.
Fotografías
La colección Aurelio Escobar, la conforman un total de 739 positivos y 464 negativos de diversos formatos y técnicas, además de 9 cámaras fotográficas y 168 elementos de equipo fotográfico, al que se suman libros y revistas de fotografía además de postales, que fueron donados a la Fototeca Nacional del Instituto Nacional de Antropología e Historia en 2014, por María Josefina Escobar Vélez y Arturo Guevara Escobar, hija y nieto respectivamente, de uno de los autores que dieron nuevas luces para la investigación fotográfica del siglo XX en México. El material fotográfico cubre un arco temporal de 1906 a 1964, tanto de vida cotidiana, como retrato de estudio, Revolución Mexicana, fotografía panorámica de grupo, algunas muestras de fotografía publicitaria, entre otros temas retratados por el fotógrafo jalisciense Aurelio Escobar.
El autor colaboró con H. J. Gutiérrez y Fotografía Marst a inicios del siglo XX. Hacia la década de los treinta fundó A. Escobar fotógrafo profesional y veinte años más tarde Foto panorámicas Escobar. Destacan algunas vistas sobre todo de Francisco I. Madero, durante la Revolución maderista y al término de ésta, en el momento de su campaña electoral, firmadas por el estudio de Heliodoro Juan Gutiérrez. Capta singulares imágenes de clubes y gremios en apoyo a la candidatura de Francisco I. Madero. Resulta interesante una imagen donde Madero, está reunido con su familia y algunos políticos afuera del cinematógrafo, sin protocolo alguno. De la fotografía de retrato, la colección contiene una serie sobre bodas y novias con tomas creativas.
La fotografía panorámica es recurrente en esta colección, tanto de paisaje urbano como de retrato de grupo, de sectores laborales, empresariales y eclesiásticos. No deja de lado el autor situaciones cotidianas de la ciudad de México donde está presente la evolución urbana en cuanto a edificios y medios de transporte. De la misma manera, esta documentad la visita del presidente Harry S. Truman a México en 1947. La colección Aurelio Escobar guarda un contenido histórico, social y cultural multifacético con arco temporal amplio, donde el usuario podrá adquirir información gráfica del México de la primera mitad del siglo XX.
Fotografías
Se desconoce el origen de esta colección, compuesta por 123 piezas (30 negativos y 85 positivos), que se incorporó a la Fototeca Nacional en la década de 1980. Todo parece indicar que se trata de la obra de un aficionado que utilizó una cámara estereoscópica, algo frecuente a principios del siglo XX, y que con la práctica desarrolló algunas interesantes perspectivas. La colección contiene una serie de vistas de ciudades como Guadalajara y Monterrey; diversos parajes, algunos vinculados a la industria, como Encasa, y paisajes que formaban parte del itinerario turístico, como las cascadas de Juanacatlán. También pueden encontrarse retratos y escenas de la vida cotidiana de fines del siglo XIX y principios del XX.
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