Alta Vista (Chalchihuites)
Alta Vista (Chalchihuites) |
Alta Vista fue el centro ceremonial más importante de la Cultura Chalchihuites en su etapa temprana (200-900/950). Se fundó entre los años 400 y 450 por sacerdotes vinculados a Teotihuacán, y su esplendor se ubica entre los años 700-750. Las investigaciones realizadas en el sitio dan cuenta de que éste fue perfectamente planeado, comenzando por su ubicación sobre las inmediaciones de la línea del Trópico de Cáncer, lo que habla de su trascendencia y singularidad. Los antiguos pobladores de Alta Vista tomaron la sierra de Chalchihuites como un calendario en el horizonte oriental, mediante el cual observaban el desplazamiento anual del Sol, lo que les permitía anticipar los cambios de estación, tan importantes para el ciclo agrícola. En cuanto a los monumentos, fueron planeados no sólo para registrar el nacimiento del Sol, sino también su movimiento en la bóveda celeste y el ocaso. Las esquinas de las plazas y edificios principales se proyectaron hacia el exterior, en dirección a los cuatro puntos cardinales, y su alineación con respecto al Sol y la Estrella Polar indican que Alta Vista se estableció como un adoratorio dedicado al Sol y a los cuatro rumbos del universo. Sumada a la importancia astronómica del sitio, la actividad minera fue muy importante; existe un registro aproximado de 800 minas prehispánicas explotadas por la cultura Chalchihuites durante unos 600 años. Este centro ceremonial fue abandonado entre los años 850 y 900, luego de un incremento considerable en los sacrificios humanos. Alta Vista fue descubierta en 1908 por el entonces estudiante de arqueología Manuel Gamio, quien luego de haber registrado el sitio comenzó las excavaciones en el lugar, principalmente en el ahora nombrado Salón de las Columnas. Tales acontecimientos fueron publicados el 25 de octubre de 1908 por el periódico El Imparcial de la ciudad de México, pero al no contar con permisos de excavación los trabajos se suspendieron y se asignó a un vigilante para cuidar el lugar. Pese a ello, durante los siguientes años los vestigios sufrieron grandes deterioros. En la década de 1920 el arqueólogo Eduardo Noguera y el titular de la Dirección de Arqueología de la Secretaría de Educación Pública, José Reygadas Vértiz, realizaron una inspección en Alta Vista y se llevaron a cabo labores de consolidación sobre los aplanados originales de muros y columnas. En 1930 el arqueólogo Agustín García Vega retiró vegetación y diseñó un proyecto de techumbre para proteger el Salón de las Columnas, y años mas tarde el antropólogo estadounidense John Alden Mason visitó la zona como parte de un proyecto de investigación, cuyo resultado condujo a la primera definición de la cultura arqueológica Chalchihuites. Román Piña Chan, del INAH, y John Graham, de la Universidad del Sur de Illinois en Carbondale, excavaron pozos de sondeo en la plaza suroeste del sitio en 1958. Luego de hacer varios descubrimientos en la región, J. Charles Kelley y un equipo de investigadores de la Universidad del Sur de Illinois iniciaron excavaciones en la zona durante 1971, y consolidaron varios espacios. Posteriormente, este mismo equipo llevó a cabo temporadas de trabajo en 1974, 1975 y 1976. En años siguientes las labores continuaron junto con arqueólogos del Centro INAH Zacatecas, mediante los cuales se ampliaron las exploraciones al interior del sitio y se atendieron los monumentos deteriorados. Desde 1994 y hasta la fecha, la arqueóloga Baudelina L. García Uranga, del Centro INAH Zacatecas, ha continuado con los trabajos de mantenimiento en el sitio.