Una las bellezas naturales más emblemáticas del Centro de México es el volcán inactivo popularmente conocido como “La mujer dormida”. Hoy compartimos la mirada de Jean Sidaner y Peter Smithers, dos fotógrafos que captaron la imponencia y serenidad de este volcán.

Gracias a la pereidolia que forman sus cumbres nevadas, se nombró Iztaccíhuatl, palabra de origen náhuatl que significa “Mujer blanca”. También dio pie a la leyenda de una princesa tlaxcalteca que se enamoró del guerrero Popocatépetl.

Para las culturas prehispánicas, ambos volcanes eran considerados montañas sagradas, fuentes de agua, guardianas de los ciclos naturales y espacios rituales. De hecho, en la cima del Iztaccíhuatl se han hallado restos arqueológicos relacionados con prácticas ceremoniales.

Conoce los detalles de estas fotografías en el Repositorio institucional del INAH.

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