El dios amarillo o nuestro señor desollado debe su nombre a que se quitó la piel para alimentar a la humanidad, convirtiéndose así en un símbolo de la semilla de maíz que pierde la capa externa antes de su germinación.

Xipe-Tótec es una de las divinidades más prominentes de la cultura mexica pues, debido a su poder para transformar la superficie terrestre de árida e inerte a húmeda y viva, se le veneraba como el dios responsable de la fertilidad y la regeneración de los ciclos agrícolas.

El Museo Regional de Guadalajara resguarda en su acervo esta vasija con el rostro del dios desollado, la cual puedes conocer en el repositorio institucional Mediateca INAH.

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