Huamango
Huamango |
Lugar de vigas o Lugar de madera sin labrar |
Los antiguos habitantes de Huamango se enfrentaron a un terreno poco apto para la construcción. Esta limitación fue resuelta hábilmente mediante la nivelación artificial y el acondicionamiento de amplias terrazas a distintos niveles, sobre las que erigieron eventualmente basamentos, pirámides y plataformas habitacionales. La disposición del sitio responde esencialmente a necesidades defensivas; para ello se acondicionó con numerosos muros de retranque, que en algunas secciones llegan a medir hasta 2 m de altura. En términos generales, el sitio arqueológico cubre una superficie cercana a las 6 hectáreas. Se divide en dos conjuntos arquitectónicos, ubicados en los extremos oeste (A) y este (B) de la meseta. En el Conjunto A se observa un basamento de dos cuerpos superpuestos con escalinata, conocido como El Palacio. El Conjunto B está integrado por un basamento para templo con tres cuerpos superpuestos; a esta estructura se le identifica como el Templo del Guerrero. Al frente de este edificio se encuentra un altar de pequeñas dimensiones, mientras que alrededor se sitúan varias plataformas de uso habitacional. Como resultado de las investigaciones en esta zona arqueológica se establecieron tentativamente dos periodos de ocupación: de 900 a 1100 d.C. y de 1200 a 1300 d.C. En cuanto al primero se aprecian similitudes con la zona de Tula (incensarios, braseros y ollas que sirvieron de ofrendas para entierros), mientras que el segundo periodo correlaciona al sitio con Teotenango y Calixtlahuaca. Las exploraciones en Huamango hasta el momento corresponden al centro cívico-ceremonial, integrado por construcciones religiosas y habitacionales, el cual abarca 200 m de norte a sur y 300 m de oriente a poniente. Se sabe que tanto los templos como las habitaciones estaban techados con una estructura de morillos sobre los que habría una gruesa capa de lodo para sellar perfectamente. Asimismo, algunos de los monumentos estaban revestidos con pequeñas lajas cuatrapeadas. Todos los espacios cubiertos tenían pisos de estuco, además de que se detectó la existencia de fogones que se empleaban en la preparación de alimentos y para calentar las habitaciones. El material arqueológico procedente de dichas exploraciones —incluidos algunos sahumerios— fue llevado al Museo Antonio Ruiz Pérez, ubicado en la cabecera municipal de Acambay e inaugurado en 1999.