Centro ceremonial, político y religioso del Soconusco durante casi mil años. Entre los vestigios de sus plazas es posible admirar estelas y altares con relieves notables que, en opinión de algunos especialistas, representan la evolución del arte olmeca al maya.
Es posible que el nombre de Izapa sea una deformación de vocablo Nahuatl “Atzacua” (lugar donde se reserva agua). También puede ser el vocablo “Ixtapan” (sobre el arenal). Allí se desarrollaron las culturas mije-zoque y la maya. El lugar tuvo muchos usos a lo largo del tiempo, desde el Periodo Preclásico o Formativo hasta el Postclásico, esto es, desde el 1,500 a.C. hasta 1,200 d.C. La actividad escultórica en piedra se da desde el Formativo Medio y Tardío, 650 a.C. hasta el Clásico temprano, 100 d.C. En este lugar hay evidencias culturares mije-zoque (que tuvieron relación con los olmecas) y maya, cuyas características posteriormente se hicieron presentes en todo el área maya durante el clásico. La presencia de enclaves mexicas con el objeto de cobrar tributos en el área de la costa chiapaneca son patentes en todos aquellos poblados que presentan nombres en lengua náhuatl, desde Tonalá, Chiapas hasta El Salvador en Centroamérica. Los montículos de la zona presentaban una distribución de plazas o patios, los cuales fueron denominados de acuerdo a como se iban trabajando. los grupos A y B al centro de la zona nuclear de monumentos; el C, D, E, G, y H rodeando este núcleo; y el F hacia el norte del conjunto. No todos los Grupos son visitables, solamente el A, el B y el F. Izapa presenta una ocupación continua desde 1500 a.C hasta 1200 d.C. La regularidad en la orientación y traza de los espacios, así como las constantes en el orden de monumentos, indican una actividad constructiva bajo los mismos patrones básicos de planeación. Las esculturas de Izapa exponen ideas conmemorativas y mitológicas sobre el ser humano y la naturaleza, con una utilidad tanto práctica como espiritual. Su mayor aporte es la escultura en bulto de estelas y altares, elementos culturales asociados a los montículos más importantes, los cuales aparecen también posteriormente en el área maya. En muchas de estas estelas están retratados personajes que aparecen en las leyendas del Popol Vuh, libro que narra las antiguas tradiciones originarias de los mayas de los altos. El estilo “Izapeño” se distribuyó en el territorio que ahora es la costa chiapaneca y la costa guatemalteca. Se distingue por estelas talladas en bajo relieve que presentan un orden vertical dividido en tres planos: el celeste, el terrenal y el del inframundo, presentando escenas con deidades y personajes.