Ek' Balam
Ek' Balam |
Lucero jaguar |
Ek’ Balam estuvo poblado desde el período Preclásico Medio (300 a.C-300) y continuó habitado hasta la llegada de los españoles; su apogeo fue durante el Clásico Tardío, (770-896) alcanzando un amplio desarrollo con características mayas muy clásicas. Tiene elementos propios de los sitios más sobresalientes, como tres murallas, cinco sak be’oob o caminos mayas, estelas labradas y un juego de pelota. El gobierno de Talol logró un gran poderío gracias al rey Ukit Kan Lek Tok’ y en menor medida por quienes le sucedieron en el trono. En la ciudad, Ek’ Balam, se conjuntaron magníficas y colosales obras arquitectónicas, esculturas, pinturas y objetos de lujo que la élite ostentaba y habían sido creados para ellos por grandes maestros, arquitectos, escultores, pintores–escribas y toda clase de artesanos, dedicados a su creación bajo los auspicios de los gobernantes. El reino de Talol mantuvo su señorío por medio de las armas, apropiándose de la fuerza de trabajo y recursos de los asentamientos bajo su dominio, pues la de sus pobladores sería insuficiente para las obras emprendidas, como el palacio real que ahora llamamos la Acrópolis, con características únicas, una gran volumetría y compleja distribución arquitectónica, así como numerosos recintos que contienen su historia y la de sus sucesores, en pinturas y relieves hechos en variadas superficies. Aparte del valor artístico de los elementos presentes en Ek’ Balam, el valor histórico de la información hallada —y la que falta recuperar— son vitales, pues ha llenado un gran vacío en el conocimiento arqueológico del nororiente de la península. La influencia del reino de Talol se extendió a sitios de la periferia y aun hasta Chichén Itzá, que en sus primeras etapas de desarrollo adoptó las técnicas y materiales usados en la pintura mural y en el modelado de estuco, así como en su cerámica temprana, elementos que tienen claros rasgos creados en Ek’ Balam.