Zonas arqueológicas
El INAH ha registrado más de 49,347 sitios arqueológicos con antigüedad, dimensiones y trascendencia variables, desde aquellos habitados por grupos que vivían de la caza y la recolección hasta los grandes emplazamientos prehispánicos, las áreas bajo el agua que explora la arqueología submarina, e incluso zonas de extracción de materia prima. Los sitios inventariados son apenas una pequeña muestra de los existentes, calculados en más de un millón. De esta enorme variedad, el INAH ha abierto al público 187 zonas arqueológicas, entre las que se cuentan lo mismo la metrópoli de Teotihuacán, en el Estado de México, que las pinturas rupestres en las cuevas de la Sierra de San Francisco, en Baja California Sur, y la ciudad amurallada de Tulum, en Quintana Roo, o la arquitectura de tierra en Paquimé, Chihuahua.
El gran señor de la muerte (la otra vida), Mictlantecuhtli, preside la antigua ciudad totonaca. Única escultura mesoamericana de barro sin cocer, estucada y con restos de pintura, es el tesoro del museo, al que se añaden ofrendas funerarias y figuras de cerámica de inmejorable factura.
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Antiguo sitio olmeca contemporáneo de La Venta, cuyo apogeo empezó hace 37 siglos y terminó hace 24. Ha proporcionado algunas de las más impresionantes cabezas de piedra colosales de esa cultura, y una famosa estela con la segunda fecha más remota consignada en Mesoamérica: 3-IX-32 a.C.
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Ciudad mixteco-zapoteca todavía habitada cuando llegaron los españoles, donde gobernó el rey Cosijoeza. Adquirió renombre por sus estructuras arquitectónicas y las tumbas aquí encontradas, una de ellas con una rica ofrenda consistente en joyas, objetos de oro y piedras preciosas.
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Importante poblado acolhua, jugó un papel decisivo en el control de las rutas comerciales de la Triple Alianza (Tlacopan, Texcoco y Tenochtitlan). Sobresale su pirámide circular dedicada a Ehécatl, pero es más conocido por la captura y sacrificio de españoles durante la Conquista.
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