Zonas arqueológicas
El INAH ha registrado más de 49,347 sitios arqueológicos con antigüedad, dimensiones y trascendencia variables, desde aquellos habitados por grupos que vivían de la caza y la recolección hasta los grandes emplazamientos prehispánicos, las áreas bajo el agua que explora la arqueología submarina, e incluso zonas de extracción de materia prima. Los sitios inventariados son apenas una pequeña muestra de los existentes, calculados en más de un millón. De esta enorme variedad, el INAH ha abierto al público 187 zonas arqueológicas, entre las que se cuentan lo mismo la metrópoli de Teotihuacán, en el Estado de México, que las pinturas rupestres en las cuevas de la Sierra de San Francisco, en Baja California Sur, y la ciudad amurallada de Tulum, en Quintana Roo, o la arquitectura de tierra en Paquimé, Chihuahua.
Uno de los grandes asentamientos de la Costa Chica, su primera ocupación cubrió la actual ciudad de Acapulco y la segunda se extendió a las faldas del Cerro La Bola, donde se han encontrado 38 espléndidos petrograbados con representaciones de animales, cuentas calendáricas e imágenes de Tláloc.
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Sus dimensiones hacen pensar que jugó un papel importante en las rutas comerciales de los huastecos. Tiene un centenar de basamentos de piedra caliza que, se supone, sustentaron casas de techos de palma y paredes de ramas, recubiertas con tierra.
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Localizado en el Valle de Tlacolula, este sitio comprende una serie de cuevas prehistóricas y abrigos rocosos con pinturas rupestres que se remontan a 12,000 años de antigüedad. En ellos también se encontraron los restos más tempranos de plantas domesticadas. La UNESCO inscribió a las Cuevas Prehistóricas de Yagul y Mitla de los Valles Centrales de Oaxaca, con la categoría de Paisaje Cultural el 1 de agosto de 2010.
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Ubicado en la costa, probablemente desempeñó un papel relevante en la ruta de navegación maya. Desde la cima del edificio más alto de la zona, conocido como El Castillo, se tiene una vista privilegiada de Cancún y sus alrededores.
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Vestigios de la gran ciudad de Texcoco, capital de Acolhuacan (660 a 1521), donde alguna vez se levantó el palacio del rey poeta Nezahualcóyotl. Hoy sólo queda un pequeño conjunto arquitectónico que permite admirar la destreza de sus habitantes para labrar y manejar enormes bloques de piedra.
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Sitio único en Mesoamérica, pues fue tallado de una pieza en una enorme roca al borde de una barranca para fines militares. Construida por los mexicas poco antes de la Conquista y dedicado a la iniciación de los guerreros águila y jaguar-ocelote, contiene espléndidas esculturas de esos símbolos.
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Sitio característico de la cultura zoque, vecina de la olmeca y la maya, pero distinta. Hace 1,300 años se asentaron allí sus fundadores y allanaron, en el terreno accidentado (el mal paso), sus terrazas artificiales para erigir delicados edificios y elaborar fina cerámica.
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La última gran ciudad de los antiguos mayas, amurallada, reflejo de Chichén Itzá cuando ésta había ya caído. Sede de hasta 12,000 pobladores, fundada hace trece siglos, con notables edificios de influencia maya-tolteca, pero con rasgos propios, y con una inesperada pintura mural de gran valor.
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Es una zona donde la piedra se trabajó como joyería y los zapotecas mostraron su devoción por los muertos. En todo ello se observa la huella de las destrezas de este grupo indígena y su mundo portentoso, nacido hace 18 siglos.
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Ubicada al suroeste de la Ciudad de México y contemporánea de los mexicas y México-Tenochtitlán, el sitio ha sido investigado, intervenido y gestionado ininterrumpidamente por más de 100 años, sobreviviendo al desarrollo urbano moderno.
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Gran capital de los zapotecas, en la cima de un grupo de montañas aplanada por ellos, en cuyas laderas vivía el pueblo. Portentosos monumentos, entierros, cerámica, joyas de oro y piedras finas. Rival de Teotihuacán, fue invadido por ella, pero que prevaleció para dejar un testimonio deslumbrante.
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De pequeño sitio aldeano a importante controlador del comercio entre el Petén y la costa del Golfo, por el río tabasqueño San Pedro, a lo largo de 1,700 años. Espléndidas pirámides pareadas lo atestiguan, lo mismo que afiligranadas inscripciones que asientan su alianza con Calakmul y Palenque.
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Importante ciudad costera, habitada desde el siglo V a.C., con una impresionante arquitectura relacionada con la del Petén guatemalteco, de templos erguidos con intrincadas aristas. Fue clave en el comercio de la costa peninsular con la del Golfo, y se relacionó con Chichén Itzá y Mayapán.
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Airosa ciudad fundada hace 19 siglos en medio de abundantes yacimientos de sal, la cual fue ocupada primero por otomíes y, al final, por mexicas. Contiene un gran juego de pelota junto a una plataforma artificial en la que se hallaron entierros humanos con ricas ofrendas, que incluían muy finas figuras de piedra y cerámica.
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Antiguo sitio de ocho siglos, en donde los exploradores han encontrado su impresionante Palacio de Chaac, casi 50 entierros y una gran variedad de artefactos, tanto locales como foráneos (de obsidiana, cuarzo, cerámica, de coral y caracol), testimonio de su importancia comercial.
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Piedra de río y adobe caracterizan esta ciudad antigua, quizá tan importante como Teotihuacán. La capital de la Costa Grande de Guerrero, habitada desde hace 25 siglos por tomiles, cuitlatecas y tepoztecas, tiene un juego de pelota parcialmente excavado que podría ser el más grande de Mesoamérica.
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Centro de la vida religiosa y política de los mexicas, en el corazón de la actual Ciudad de México, contiene asombrosos vestigios del Templo Mayor (dedicado a Tláloc y a Huitzilopochtli), como un altar tzompantli y la Casa de las Águilas. Entre sus tesoros se encuentra el monolito de la diosa Coyolxauhqui.
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