Zonas arqueológicas
El INAH ha registrado más de 49,347 sitios arqueológicos con antigüedad, dimensiones y trascendencia variables, desde aquellos habitados por grupos que vivían de la caza y la recolección hasta los grandes emplazamientos prehispánicos, las áreas bajo el agua que explora la arqueología submarina, e incluso zonas de extracción de materia prima. Los sitios inventariados son apenas una pequeña muestra de los existentes, calculados en más de un millón. De esta enorme variedad, el INAH ha abierto al público 187 zonas arqueológicas, entre las que se cuentan lo mismo la metrópoli de Teotihuacán, en el Estado de México, que las pinturas rupestres en las cuevas de la Sierra de San Francisco, en Baja California Sur, y la ciudad amurallada de Tulum, en Quintana Roo, o la arquitectura de tierra en Paquimé, Chihuahua.
Contemporáneo de Monte Albán, llaman la atención sus edificios adaptados a la topografía del lugar, que parecen estar recargados contra el cerro. Cuenta con magníficos relieves que representan jugadores de pelota.
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Sorprende por su extensión (más de 40 km2), la belleza de sus enormes construcciones y el entorno natural donde está asentado. Lo conforman cuatro grupos: Dzibanché o Grupo Principal, Complejo Central o Grupo Lamay, Tutil y Kinichná.
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Su Templo de las Siete Muñecas atrae cientos de visitantes en el equinoccio de primavera y otoño, cuando el sol atraviesa el edificio y brilla en su puerta. También son de admirar las múltiples estelas bellamente talladas y su cenote abierto de aguas limpias.
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De su pasada grandeza quedan como testimonio una amplia plaza y espléndidos edificios, algunos decorados con mascarones. También se han encontrado restos de pintura que muestran jeroglíficos y dioses del panteón maya.
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