Description

Para los pueblos y comunidades indígenas, que consti­tuían la mayoría absoluta de la población del Reino de la Nueva España, la independencia política proclamada a principios del siglo XIX no significaba ni libertad ni igualdad, ni progreso, ni democracia. La desigualdad se agravó durante la segunda mitad del siglo diecinueve después de las reformas liberales. Desde tiempos ancestrales, las comunidades indígenas practican sus propias formas de derecho, es decir, su de­recho indígena, que algunas veces es llamado por otros “usos y costumbres”. Cuando funciona bien, el derecho indígena imparte justicia equitativa, resuelve conflictos entre miembros de la comunidad, mantiene la seguridad pública, protege y restaura el tejido social y la armonía interna y sirve para fortalecer los vínculos sociales y culturales que permiten el desarrollo y la participación democrática. Sin embargo, en el campo de la justicia, la condición de los pueblos indígenas sigue sumamente rezagada: el acceso a los tribunales es más difícil, la justicia que reciben no es expedita, como lo exige la ley, la corrupción y la impunidad campean en los ministerios públicos y en los tribunales de las regiones indígenas., Humberto Álvarez