A consecuencia de su origen lacustre era común que la Ciudad de México sufriera inundaciones, siendo una de las más severas la ocurrida en el año 1629, durante la cual miles de personas perdieron la vida y cuyos estragos se prolongaron durante cinco años.

Del 21 al 22 de septiembre de 1629 llovió sin cesar sobre la Ciudad de México, al grado de cubrirla casi por completo, pues sólo emergía un pequeño pedazo alrededor de la plaza mayor, al cual se le llamó “la isla de los perros”, pues ante la calamidad muchos de estos animales buscaron refugio en ese sitio. Fue hasta 1634 que el agua anegada comenzó a ceder, hasta que por fin desapareció, con lo que se pudo iniciar la reconstrucción de la ciudad.

Este mapa de la Ciudad de México fue elaborado en 1629 y está resguardado en la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia, Dr. Eusebio Dávalos Hurtado. Conócelo en la Mediateca INAH.

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