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La Santísima Trinidad es el dogma fundamental de la fe católica basado en el misterio de un solo Dios en tres personas distintas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, subsistiendo en una misma y única naturaleza. Ya en el Antiguo Testamento aparece la referencia de la Trinidad ante Abraham: "Apareciósele de nuevo el Señor en el valle o encinar de Mambre, estando él sentado a la puerta de su tienda en el mayor calor del día. Sucedió pues que alzando los ojos vio cerca de sí parados a tres personajes: y luego que los vio corrió a su encuentro desde la puerta del pabellón, y les hizo reverencia inclinándose hasta el suelo. Y dijo: Señor, si yo he hallado gracia en tu presencia, no pase de largo a tu servicio..." (Génesis XVIII,1-3). En las Epístolas de san Pablo este se sirvió repetidas veces de fórmulas que enuncian el misterio de la Trinidad: "La gracia de nuestro Señor Jesucristo, y la caridad de Dios, y la participación del Espíritu Santo sea con todos vosotros. Amén" (Corintios 2, XIII, 13). Aunque el culto de las tres Divinas Personas del catolicismo se remonta a la época de los apóstoles, es hasta el siglo XIV en que la Liturgia Romana introduce la festividad de la Santísima Trinidad. En la época de Reforma Católica este dogma fue muy atacado pero su culto se mantuvo con gran pujanza hasta el siglo XVIII. Los símbolos que se han utilizado para representar a la Santísima Trinidad dentro del arte cristiano han sido: tres ángeles, relacionados con la visión de Abraham; tres círculos entrelazados que significan su común infinitud; el trébol de tres hojas; el trono, el libro y la paloma, símbolos de poder, inteligencia y amor respectivamente; y el triángulo equilátero. En esta obra se representó a las tres personas iguales y diferenciándose sólo por el color de su vestimenta y sus atributos: el Padre, al centro, viste de blanco con el Sol en el pecho y el cetro en la mano, recordándonos que es considerado como Rey de Reyes; el Hijo con la túnica gris, color que recuerda su humildad y el manto azul que aluden a la verdad revelada, en su pecho el cordero y en sus manos los estigmas; y el Espíritu Santo con túnica rosa y manto rojo, colores que aluden al amor celestial; en su pecho lleva como atributo personal la paloma.